Los barceloneses la conocemos cariñosamente como la "Casa dels ossos" (Casa de los huesos) porque sus balcones y columnas parecen esqueletos, aunque en realidad Gaudí se inspiró en el fondo marino. La fachada ondulante cubierta de fragmentos de vidrio y cerámica cambia de tonalidad según la luz, como escamas de un dragón que despierta. El interior es igualmente fascinante, sin líneas rectas, con maderas que se curvan y espacios que fluyen. Por las noches, iluminada, parece cobrar vida ante los ojos de los transeúntes que pasean por Paseo de Gracia. 🐉🏠💎🔍✨ Dato curioso: Gaudí supervisaba personalmente cada detalle, incluso diseñó las manijas de las puertas y las rejillas de ventilación, transformando un edificio convencional en una obra de arte total que nos sigue maravillando.