El postre emblemático barcelonés es esta natilla cubierta de azúcar quemado crujiente. Más ligera que el crème brûlée francés, está aromatizada con canela, limón y a veces un toque de naranja. El ritual de romper la superficie caramelizada con la cuchara para llegar a la crema fría debajo es parte del placer. Tradicionalmente se sirve por Sant Josep (19 de marzo), pero ahora la encontrarás todo el año en restaurantes tradicionales. 🍮🔥✨🍋 Dato histórico: Según la leyenda, fue inventada por accidente cuando unas monjas prepararon una natilla para un obispo. Al servirla aún caliente, le añadieron azúcar y lo caramelizaron con un hierro al rojo vivo para enfriarla rápidamente. Las herramientas tradicionales para quemar el azúcar se llaman "ferros" y son planchas metálicas que se calientan al fuego.